A propósito de las medidas de seguridad que tomó Scotland Yard para evitar incidentes durante la reunión del G-20, CNN publicó un informe en el que afirma que existe una larga tradición de manifestantes que adoptan las nuevas tecnologías para amplificar sus demandas y protestas.
La policía británica temía que los escenarios de las manifestaciones cambiaran a último momento y que su operativo de seguridad fuera desbordado por activistas interconectados a través de redes sociales como Facebook y Twitter.
Al final, no pasó nada y la policía aplicó una estrategia bien rústica que The Guardian denominó de "caldeo" (o algo parecido) en esta nota.
Con un despliegue muy grande los agentes encerraron a los manifestantes en un perímetro reducido de la city londinenese durante varias horas. Para salir del cerco sin esperar, las personas debían indicar sus nombres y domicilios.
Claro que hubo incidentes, pero el cuestionable operativo logró neutralizar el temido efecto sorpresa y evitar los escraches contra los banqueros y presidentes.
No sé por qué me acordé de Historia de la sociedad de la información, un libro de Armand Mattelart del que me dieron ganas de releer algunos capítulos.
Me quedo con esta frase del mencionado libro como contrapunto del zonzo informe que hizo la CNN: “(…) en la protesta contemporánea ante el proyecto de orden tecnoglobal, las formas de resistencia experimentadas se entremezclan con las inéditas tal y como, de hecho, lo hacen las formas de explotación y opresión por su parte” (Matterlart, 2002: 159).
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