Monday, July 06, 2009

Por una chuleta

El miércoles pasado, Clarin.com publicó esta nota titulada “Cómo decidió la Argentina enfrentar la gripe A y qué hicieron México y Chile”.
Obviamente, la comparación deja entrever que los aztecas y los trasandinos habrían actuado eficazmente contra la cadena de contagios de la gripe porcina, mientras el Gobierno nacional, fiel al estilo argentino de hacer las cosas, habría dado una muestra más de irresponsabilidad y negligencia.
Las comparaciones que se presumen objetivas suelen utilizarse para reforzar una idea previa que se intenta apuntalar consciente o inconscientemente. De hecho, el principal término del cotejo (en este caso, Argentina) siempre lleva las de perder.
Lo discutible de esta manera de encarar las noticias aparece cuando los contrapuntos son forzados y parten del desconocimiento o la pereza. En el afán de dar por ganador a uno, se pierde de vista la necesidad de profundizar y cuestionar lo que en principio se considera mejor (en este caso, México y Chile).
Al respecto, Le Monde diplomatique publicó una nota en su edición online, en la que Ignacio Ramonet señala la responsabilidad del Gobierno mexicano por el ocultamiento de los primeros casos.
No obstante, lo central de la nota es la denuncia contra una empresa líder de la industria alimenticia, que mudó sus criaderos de cerdos del primer mundo al patio trasero de Estados Unidos (Acuerdo de Libre Comercio, mediante), y demás países “flexibles” a la hora de proteger la salud y el medioambiente de sus habitantes.
Así comienza:
“No se trata de una maldición del cielo ni de un azaroso dictado del destino. La epidemia de gripe A(H1N1) surgida en México tiene responsables concretos: el primer nombre propio es el de la empresa estadounidense Smithfield Foods Inc., la productora de carne porcina más importante del mundo. Varias investigaciones apuntan a los gigantescos criaderos de cerdos que esta transnacional posee en el pueblito mexicano de La Gloria –cuyas condiciones higiénicas y de hacinamiento son espantosas– como el origen del flagelo.” (Continuar leyendo).

La imagen ilustra esta nota de 2006, publicada en la revista Rolling Stone.

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